¿Cómo fue la más grande locura de Michael Jordan?
La intimidad de una decisión sin precedentes que tomó un Michael Jordan deprimido tras la muerte de su padre; el motivo y su resultado.
Fue sin duda un golpe para cualquier fanático de NBA. “Impredecible” sabe a poco a la hora de describir la drástica decisión que tomó Michael Jordan aquel 6 de octubre de 1993. Porque era el mejor jugador del mundo, la celebridad más popular, había ganado recientemente su tercer título de NBA consecutivo y con 30 años estaba en la cúspide de su carrera. Pero, aún así, se retiró del básquet para probar suerte en otro deporte.
Luego de su tercer Anillo, el de la temporada 1992-93, Jordan estaba agotado, cansado de tanta fama y de su escasa privacidad; fatigado tras años de alta exigencia. Llegó a declarar que ya no disfrutaba el juego y que la NBA era tan demandante que no podía seguir en ella sin la motivación adecuada. Por eso, anunció su retiro como profesional. O mejor dicho, dijo que fue por eso. Porque los verdaderos motivos eran otros.
Resulta que en julio de aquel 1993, en Lumberton, Carolina del Norte, dos adolescentes mataron al padre de Michael Jordan. Él estaba dormido en su auto marca Lexus valuado en 50.000 dólares, recientemente regalado por su hijo, tras un día de jugar al golf, cuando lo asaltaron y perdió la vida. La noticia, obviamente, afectó y mucho a MJ. Tanto, que le diagnosticaron depresión. Tiempo después se supo que a ello se debía en realidad su retiro, tras el que Jordan había decidido volcarse al béisbol.
Realmente increíble: el mejor jugador de básquet del mundo se retiraba para probar suerte en el béisbol. Como su presencia era una gran estrategia de marketing, Jerry Reinsdorf, propietario de los White Sox, lo contrató y le aseguró el salario que tenía en Chicago Bulls. Más tarde, luego de un fracasado debut y de nunca lograr un nivel óptimo como para la MLB, Jordan confesaría el porqué de su aventura:
“Era el deporte preferido de mi padre. Cuando yo era niño y vivíamos en Wilmington, pasamos muchísimas horas juntos en nuestro patio trasero, practicando con el bate y con los guantes”.
Mira a Michael Jordan jugando al béisbol
Jordan en una exhibición con los White Sox de Chicago (Vía: X).
En 1994, un insaciable Michael Jordan declaraba que extrañaba la competencia y con ello allanaba el camino para su regreso a la NBA. Al año siguiente lo concretaba y volvía a vestir la roja jersey de los Bulls. El resto es historia; pero puede sintetizarse en otros tres títulos de NBA que lo catapultaron como el mejor basquetbolista de todos los tiempos.
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