Mucho más que un NBA: la vida de Kareem Abdul-Jabbar y sus aristas
El 6 veces campeón de NBA dejó un legado que trascendió el básquet; la influencia de Martin Luther King Jr. y Muhammad Ali, el activismo social, y su cambio de identidad.
Hasta hace nada más que dos años, Kareem Abdul-Jabbar era el máximo anotador de la historia de la NBA, con 38.387 puntos en su haber; pero llegó un intratable LeBron James que se devoró, entre otros, su récord. Ganó 6 veces el campeonato de la NBA: en 1971, con Milwaukee Bucks; y durante la década del 80, cinco veces más, pero como socio de Magic Johnson en Los Ángeles Lakers. Además, fue reconocido 6 veces como MVP de la mejor liga de básquet del mundo. Aún así, no parece una mentira decir que Kareem Abdul-Jabbar era más, mucho más, que un jugador de baloncesto.
Desde adolescente y en su tierra natal, Harlem, quien hasta sus 23 años se llamó Lew Alcindor fue socialmente comprometido. Participó en programas que luchaban contra la pobreza, como el Harlem Youth Action Project, y peleó por los derechos de las personas negras en distintas oportunidades. Cuando tenía solamente 17 años, por entonces Alcindor conoció a Martin Luther King Jr., quien ya era popular por su compromiso con los derechos reprimidos de los afroamericanos. Aquel momento, en el que quien luego jugaría en la NBA pudo hacerle una pregunta a Luther King Jr., fue un cambio en la vida de Abdul-Jabbar, según confesaría más tarde:
“A partir de ese día comprendí lo que tenía que hacer con mi vida. Sabía que tenía que ser algo que afectara a la comunidad afroamericana de manera positiva”.
Escucha cómo Abdul-Jabbar conoció a Martin Luther King Jr.
La anécdota del ex Lakers sobre el referente afroamericano (@JHudShow en X).
El nacido en Harlem destacó la “fidelidad a sus convicciones” del líder afroamericano, y desde entonces se involucró radicalmente con la defensa de los derechos de las personas negras y con una búsqueda por la justicia social. Ya en la universidad de UCLA, la joven promesa del básquetbol se mostraba como mucho más que un atleta. A los 20 años, Abdul-Jabbar vio cómo el boxeador más famoso del mundo perdía su licencia para pelear y su título mundial por ser fiel a sus principios. Muhammad Ali había sido reclutado para la guerra de Vietnam, pero se había opuesto a costa de la gloria. Ese fue otro punto de quiebre en la vida de Abdul-Jabbar, que al poco tiempo fue parte de un grupo de atletas que se unió en apoyo al boxeador, y que admiró de sus valores. Según reconoció: “Ser testigo de la integridad inquebrantable de Ali, fue un punto de inflexión para mí”.
Movido por la influencia de quien alguna vez había sido Cassius Clay, comenzó entonces a indagar más acerca del Islam, hasta que se abocó completamente a sus 23 años. Venía de ser el mejor novato de la NBA en la temporada 1969-70, y su nombre estaba en boca de todos. Pero decidió darle fin a su época de Lew Alcindor; y desde ese momento se presentó como Kareem Abdul-Jabbar. Años más tarde, demostró no haberse arrepentido jamás:
“Sé que tuvo un precio. Pero poder tener una identidad que esté en armonía con quién soy, de qué se trata mi ascendencia y cuáles son mis sentimientos morales y políticos, eso fue lo más importante”.
Se trata del mismo Abdul-Jabbar que escribió libros y dio charlas, ya como ex jugador, acerca de la desigualdad y en favor de la justicia social y que de todas formas fue resistido. “Recibí muchas críticas por ser un activista porque, como le dijeron a LeBron, debía centrarme en estar callado y jugar”, reveló alguna vez. Pero poco le importó, porque nada lo alejó de su causa. Tanto así, que hace un tiempo la NBA inauguró el premio Kareem Abdul-Jabbar Social Justice Champion Award, un reconocimiento que recibe anualmente quien demuestra un completo involucramiento con la comunidad y la justicia social.
Podrán algunos considerarlo el jugador con más minutos jugados en la NBA, o el segundo máximo anotador en la historia. Podrán referirse a él como un múltiple campeón y dos veces MVP de las Finales de la NBA, pero la huella de Kareem Abdul-Jabbar la resumió él mismo hace un par de años cuando dijo:
“Siempre he dicho que habré alcanzado el punto álgido de mi legado cuando haya ayudado o inspirado a gente que jamás supo de mi carrera como atleta. Eso significará que pude usar mi fama como deportista para mejorar las vidas de quienes nunca han oído mi nombre. Seré, entonces, mucho más que un tío que lanzaba ganchos”.
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