Cada inicio y final de tiempo, la imagen se repite: Francesco Acerbi, imponente defensor central, alza la mirada y señala el cielo justo antes del pitido del árbitro. Este gesto, que se ha convertido en una marca personal del jugador del Inter de Milán, encierra una profunda historia de superación y gratitud que va mucho más allá de los terrenos de juego.

En su vida personal, Acerbi está casado con Claudia Scarpari, con quien ha formado una hermosa familia con el nacimiento de sus dos hijas, Vittoria en 2021 y Nala en 2023. La estabilidad familiar ha sido un pilar importante en su resiliencia.

La lucha silenciosa de un guerrero: doble victoria contra el cáncer

La fortaleza de Acerbi no se limita a su desempeño en la cancha. Antes de alcanzar la treintena, el italiano libró dos durísimas batallas contra el cáncer, venciéndolo en ambas ocasiones con una entereza admirable. Estas experiencias marcaron su vida y le otorgaron una perspectiva única sobre la fragilidad y la belleza de la existencia, moldeando su carácter resiliente.

Del abismo a la cima: superando la depresión y el alcoholismo

La vida de Acerbi también estuvo marcada por la oscuridad tras la pérdida de su padre, sumiéndolo en una profunda depresión que lo llevó a luchar contra el alcoholismo. Sin embargo, con determinación y el apoyo adecuado, logró salir de este abismo, demostrando una vez más su capacidad para sobreponerse a las adversidades más complejas, contando seguramente con el amor y el apoyo de su esposa e hijas.

Un fichaje inesperado y un gol histórico a los 37 Años

Considerado por muchos como un jugador veterano, Acerbi sorprendió al mundo del fútbol al fichar por el Inter de Milán, uno de los clubes más importantes de Italia, consolidándose como un pilar fundamental en la defensa. Su historia alcanzó un nuevo clímax a los 37 años, cuando anotó su primer gol en competiciones europeas, nada menos que en una semifinal de la Champions League contra el que muchos consideran el mejor equipo del momento en 2025. Su familia fue una de las primeras en celebrar este logro.

El éxtasis del empate agónico

El gol de Acerbi llegó en el momento más crucial, sellando un empate agónico en el tiempo de descuento que permitió al Inter mantener viva la esperanza de alcanzar la final de la Champions League por segunda vez en tres años. La explosión de júbilo tras su tanto reflejó la importancia de ese instante, no solo para el equipo, sino también para la increíble trayectoria personal del defensor, quien seguramente compartió este momento de alegría con su esposa e hijas.

Señalando al cielo

El gesto de Acerbi de señalar al cielo antes de cada partido es un homenaje constante a sus seres queridos que ya no están, especialmente a su padre, y una forma de recordar las batallas que ha librado y ganado. Es un símbolo de gratitud por la vida, por la oportunidad de seguir jugando al fútbol al más alto nivel y por cada obstáculo superado. Esa mirada hacia arriba es, sin duda, una fuente de inspiración y fortaleza que lo impulsa en cada encuentro, sabiendo que cuenta con el apoyo incondicional de su esposa e hijas.

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