Estos son los secretos del embutido que conquistó a Georgina Rodríguez y sorprendió a Cristiano Ronaldo
Un clásico del Pirineo que gana fama por su sabor y su historia familiar.
Mientras las cámaras suelen enfocarse en el glamour y el lujo que rodea a Georgina Rodríguez, pocos prestan atención a los detalles más cotidianos que la conectan con sus raíces. En uno de sus recientes viajes a Jaca, su ciudad natal, la influencer dejó en claro cuál es uno de sus gustos más tradicionales: la secallona, un embutido típico de los Pirineos aragoneses y catalanes.
Aunque parezca solo un producto regional más, la secallona ha ganado popularidad a partir de su aparición en el documental de Netflix protagonizado por Georgina Rodríguez. Desde entonces, las búsquedas en Google se dispararon y la demanda del producto creció, impulsada por la curiosidad de quienes siguen cada detalle de su vida. El embutido, que hasta hace poco era casi exclusivo de las carnicerías locales, ahora forma parte de las listas gourmet de todo el país.
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La secallona se elabora con magro de cerdo y panceta tierna, condimentada con especias y embutida en tripa natural de cordero. A diferencia del fuet o la longaniza, requiere un tiempo de curación muy breve, de apenas 3 a 5 días, lo que le otorga un sabor más suave y una textura que se deshace en la boca. Su forma alargada y fina, muchas veces en herradura, también la distingue de otros embutidos más populares.
¿Qué opinó Cristiano Ronaldo?
Aunque no hay declaraciones oficiales, se rumorea que Cristiano Ronaldo, pareja de Georgina Rodríguez, también probó la secallona durante sus visitas a Jaca. Conocido por su disciplina alimentaria, sorprendió a su entorno al hacer una excepción para degustar este clásico aragonés. La anécdota se suma a la creciente visibilidad del producto y demuestra cómo una figura pública puede revalorizar las tradiciones más simples.
Las diferencias con otros embutidos, como el fuet o la longaniza, también son notables: el primero tiene un proceso de curación más largo y presenta moho blanco en su superficie, mientras que la secallona conserva un color rosado y limpio. La longaniza, en cambio, se suele cocinar, mientras que este embutido se come tal cual, en rodajas o a mordiscos.
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A veces, el gusto por lo auténtico dice más que cualquier lujo. El caso de la secallona demuestra que detrás del brillo de una celebridad como Georgina Rodríguez, hay costumbres, sabores y afectos que permanecen inalterables con el tiempo. Y que incluso alguien como Cristiano Ronaldo puede dejarse conquistar por un buen bocado.
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