Después de los 30, entrenar no es una opción: es una necesidad para tu cuerpo
La pérdida de masa muscular comienza antes de lo que muchos imaginan y solo se frena con disciplina.
Cumplir años trae consigo más que experiencia: también cambios invisibles en el organismo. A partir de los 30, el cuerpo empieza a perder masa muscular de forma progresiva. Esto ocurre aunque no haya señales evidentes al principio. El deterioro, lento pero constante, puede impactar la calidad de vida con el paso del tiempo. Frente a este escenario, la respuesta está en el entrenamiento regular, especialmente el de fuerza.
El fenómeno tiene nombre: sarcopenia. Se trata de una condición que provoca la disminución de músculo y fuerza, y que dificulta tareas cotidianas como subir escaleras o cargar bolsas. Aunque se asocia con la vejez, en realidad puede comenzar mucho antes. La clave está en prevenirla, no en reaccionar cuando ya es evidente. Y para eso, ningún ejercicio es tan eficaz como las pesas o el trabajo con el propio peso corporal.
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Todavía persiste la creencia de que el entrenamiento de fuerza es solo para jóvenes o culturistas. Nada más lejos de la realidad. Los especialistas advierten que este tipo de actividad física debería ser parte del estilo de vida de cualquier adulto, sin importar el sexo ni la edad. Incluso personas de más de 60 años pueden obtener grandes beneficios si incorporan rutinas adecuadas.
Pero no se trata de lanzarse al gimnasio sin asesoramiento. Los profesionales recomiendan empezar de forma progresiva y bajo supervisión. Lo importante es la constancia y el enfoque a largo plazo. “Más que ejercicios aislados, lo que necesitamos es un plan sostenido y adaptado a las capacidades de cada uno”, explican desde la medicina del deporte.

Invertir tiempo en el entrenamiento no es solo cuestión de estética, sino una decisión que impacta en la salud integral. Al fortalecer los músculos, también se protegen los huesos, se mejora el equilibrio y se reduce el riesgo de lesiones. Incluso funciones cognitivas y emocionales se ven favorecidas por una rutina activa.
A esto se suma otro factor: el sedentarismo. A medida que se cumplen años, la tendencia a moverse menos se vuelve más fuerte. Esto acelera la pérdida muscular y favorece el aumento de grasa corporal. Por eso, especialistas en geriatría aconsejan comenzar cuanto antes y no esperar a notar los primeros signos de debilidad.
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Rutinas accesibles y adaptables
El entrenamiento de fuerza no siempre requiere maquinaria costosa ni largas horas en el gimnasio. La calistenia, que utiliza el peso corporal como resistencia, es una excelente opción para principiantes. Además, puede practicarse en casa, con poco espacio y sin necesidad de grandes conocimientos técnicos.
Lo importante es que la práctica se mantenga en el tiempo. Tres sesiones semanales pueden marcar una gran diferencia. Comenzar hoy, incluso con rutinas breves, puede prevenir muchas dolencias futuras. La ciencia es clara: el músculo que no se trabaja, se pierde.
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