Este es el vínculo oculto entre tu personalidad y el tipo de ejercicio que más te conviene
Conocer tu perfil psicológico puede ayudarte a encontrar el plan de actividad ideal.
Encontrar una rutina de actividad física que realmente disfrutemos no siempre depende del tiempo o la fuerza de voluntad. Un nuevo estudio británico reveló que los rasgos de personalidad pueden influir de forma directa en el tipo de deporte que elegimos y en nuestra constancia al practicarlo. Según los investigadores del University College de Londres, adaptar el ejercicio a nuestra forma de ser puede mejorar la adherencia y los resultados a largo plazo.
La investigación, publicada en Frontiers in Psychology, analizó a dos grupos: uno que siguió un plan de entrenamiento en casa durante ocho semanas, y otro que mantuvo su rutina habitual. Se les evaluaron cinco rasgos clave de personalidad: extroversión, responsabilidad, apertura, amabilidad y neuroticismo. El hallazgo principal fue que quienes sentían placer durante el ejercicio tenían más chances de sostenerlo.
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Entre los resultados más llamativos, los extrovertidos se mostraron más motivados en rutinas grupales de alta intensidad, como los deportes colectivos. En cambio, las personas con altos niveles de neuroticismo preferían entrenamientos solitarios, de gran intensidad pero con pausas frecuentes. La clave está en adaptar el ritmo y entorno del deporte al estilo personal.
El rol de la motivación en la constancia
Más allá de las preferencias, también se observó una tendencia entre las personas responsables: entrenaban con regularidad aunque no siempre disfrutaran la actividad. Por su parte, quienes tenían una personalidad más abierta eran los más dispuestos a probar nuevas formas de ejercicio, aunque no les resultaran atractivas en un inicio. Este comportamiento sugiere que la flexibilidad y la disciplina también son aliados para sostener una vida activa.

Pero el estudio no solo abordó aspectos psicológicos. Los investigadores también midieron el impacto del ejercicio sobre el bienestar emocional. Tras las ocho semanas, quienes entrenaron con regularidad mostraron una baja significativa en sus niveles de estrés, especialmente aquellos con rasgos de personalidad más sensibles. Este resultado refuerza el vínculo positivo entre movimiento y salud mental.
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Finalmente, los autores destacaron la importancia de disfrutar la actividad elegida. La doctora Flaminia Ronca, líder del equipo, señaló: “No se trata de forzarse, sino de encontrar una rutina que nos guste y se adapte a nuestra forma de ser”. El disfrute, según concluyen, no es un lujo sino una herramienta clave para mejorar la salud a través del ejercicio regular.
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