Estos son los mejores ejercicios para mantenerte fuerte a los 65 años
Activarse todos los días mejora el equilibrio, la movilidad y la independencia.
La actividad física no tiene edad límite. De hecho, mantenerse en movimiento después de los 65 años es una de las mejores decisiones para conservar la salud, evitar caídas y prevenir enfermedades crónicas. Aunque muchas personas piensan que hacer ejercicio a esa edad puede ser riesgoso, lo cierto es que existen rutinas seguras, accesibles y efectivas para fortalecer el cuerpo sin exponerlo a lesiones.
En este contexto, especialistas en geriatría y salud comunitaria recomiendan integrar ejercicios sencillos a la rutina diaria, priorizando la estabilidad, la fuerza y la coordinación. No hace falta acudir a un gimnasio ni utilizar pesas profesionales. Las herramientas pueden ser tan simples como una silla, una pared o una botella con agua.
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Levantarse de una silla sin usar las manos, presionar con ambas palmas contra una pared o realizar elevaciones de piernas sentado son algunos de los movimientos más recomendados. Estas acciones, aunque parezcan mínimas, activan grupos musculares fundamentales para conservar la autonomía y el equilibrio en la vida cotidiana.
Otro punto clave es la constancia. Más que la intensidad o el número de repeticiones, lo que importa es que los ejercicios se hagan de manera regular y consciente. Una sesión corta pero diaria puede marcar la diferencia en la movilidad de una persona mayor. Un buen entrenamiento, incluso ligero, ayuda a evitar caídas, una de las principales causas de lesiones graves en esta etapa de la vida.

Además del beneficio físico, el ejercicio en adultos mayores tiene efectos positivos en la salud mental. El movimiento estimula la circulación sanguínea, mejora el estado de ánimo y puede reducir los niveles de ansiedad o depresión. Por eso, muchos profesionales recomiendan combinar el ejercicio con actividades al aire libre o en grupo, fomentando la socialización y el bienestar emocional.
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Adoptar una rutina adaptada no solo fortalece los músculos, sino que prolonga la independencia. Más allá de los años, lo importante es moverse con intención, cuidando cada paso y celebrando cada avance. Porque en la vejez, cada entrenamiento cuenta.