Flotar para sanar: el método que revoluciona el entrenamiento y mejora la salud de la espalda
Una técnica innovadora propone ejercitar el cuerpo suspendido en el aire y promete alivio para quienes sufren dolores físicos.
En el universo del bienestar, una práctica disruptiva está ganando terreno por su impacto positivo en el cuerpo y la mente. Se trata de un sistema que combina entrenamiento físico, elongación y meditación, utilizando una tela colgante como herramienta principal. Su principal beneficio: aliviar el dolor de espalda y mejorar la movilidad sin impacto.
La técnica se desarrolla en suspensión, con el cuerpo elevado y sostenido por una especie de hamaca que permite realizar una variedad de posturas. Esto genera una sensación de ligereza que no solo mejora el ánimo, sino que también permite estirar la columna vertebral, liberar tensiones y fortalecer los músculos profundos del torso. Especialistas en salud destacan que esta modalidad es especialmente recomendable para personas con problemas lumbares o ciáticos.
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Además del impacto físico, esta disciplina propone una profunda conexión interior. Al enfocarse en la respiración consciente y en el equilibrio, el cuerpo se ejercita mientras la mente se calma. En este sentido, se trata de un entrenamiento integral, en el que la postura, la atención plena y la movilidad se entrelazan para ofrecer una experiencia completa que favorece la salud emocional.
Uno de los mayores atractivos es su versatilidad. Desde personas con lesiones musculares hasta quienes simplemente buscan un nuevo tipo de entrenamiento, encuentran en esta práctica una vía segura para moverse sin dolor. Incluso para quienes carecen de fuerza o flexibilidad, el soporte de la tela actúa como un aliado terapéutico que protege las articulaciones y evita riesgos innecesarios.

Los beneficios se notan también en aspectos menos visibles. Al realizar posturas invertidas, mejora la circulación sanguínea y se estimulan funciones cognitivas como la concentración y la creatividad. Por eso, muchos expertos en salud lo consideran no solo un ejercicio físico, sino una herramienta para mejorar el bienestar general, con efectos directos sobre el sistema nervioso y el estado de ánimo.
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En cada sesión, el desafío se convierte en juego y el esfuerzo en placer. Quienes lo practican coinciden en que el contacto con la tela, la sensación de ingravidez y la música suave crean un entorno donde el cuerpo se expresa libremente. Más allá de lo físico, este tipo de entrenamiento invita a descubrir una nueva forma de cuidar la salud a través del movimiento, la conciencia y la suspensión.
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