Hacer ejercicio después de los 40 puede proteger el cerebro femenino
Un estilo de vida activo desde la mediana edad puede marcar una gran diferencia en la salud cognitiva de las mujeres.
La actividad física regular no solo mejora la condición cardiovascular y fortalece los músculos, sino que también puede ser una herramienta clave para proteger el cerebro. Diversos estudios científicos han comenzado a confirmar que las mujeres que hacen ejercicio a partir de los 40 años tienen muchas menos probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
En particular, el Alzheimer es una forma común de demencia que afecta con más frecuencia a mujeres que a hombres. Esta diferencia, según especialistas, se explica por factores hormonales que entran en juego después de la menopausia. La caída del estrógeno, una hormona que también cumple funciones protectoras en el sistema nervioso central, deja al cerebro más vulnerable.
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Frente a este panorama, el ejercicio aparece como un escudo natural. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga, cuando se realizan con regularidad, activan mecanismos cerebrales que mejoran la circulación, estimulan la memoria y disminuyen la inflamación, todos factores relacionados con una mejor función cognitiva.
Un estudio realizado en Europa midió la capacidad física de un grupo de mujeres en edad media y las siguió durante décadas. Aquellas con mejor rendimiento en las pruebas físicas no solo tuvieron menos diagnósticos de demencia, sino que quienes sí desarrollaron la enfermedad lo hicieron hasta una década más tarde que quienes llevaban una vida sedentaria.

Además del impacto neurológico, la actividad física ayuda a reducir el estrés, mejora el descanso nocturno y estabiliza la presión arterial, todo lo cual contribuye a un entorno más saludable para el cerebro. El movimiento regular no requiere grandes esfuerzos ni rutinas complejas: basta con moverse con constancia, al menos 150 minutos semanales.
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Comenzar a moverse desde los 40 años puede ser una de las decisiones más importantes para la salud mental en el futuro. Aunque no existe una fórmula mágica para evitar el Alzheimer, la ciencia respalda cada vez más que el ejercicio es una herramienta poderosa de prevención.